Claves para que tus envases sean más sostenibles

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La preocupación por el medio ambiente es un tema que, si bien siempre ha tenido una gran importancia, ha cobrado especial relevancia en los últimos años. El sector del packaging vive esta tendencia: al valor estético, funcionalidad y garantía de seguridad que se le exigen a un envase como indicativo de calidad ahora se suma también la sostenibilidad.

¿Qué es un envase sostenible?

Se considera que un envase sostenible, para ser considerado como tal, debe cumplir una serie de criterios:

• Reducir significativamente el impacto ambiental del envase, tanto en su fabricación como durante su uso y tras este.

• Disminuir los costes en su fabricación, buscando la eficacia. Un envase sostenible bien planteado no debería costarle más a la empresa respecto a uno no sostenible, sino todo lo contrario.

• Satisfacer las necesidades del consumidor a nivel de comodidad, utilidad y seguridad.

De esta manera, un envase es sostenible si reduce el impacto ambiental en todas las fases de su proceso, sin que esto suponga un incremento de recursos por parte de la empresa que lo fabrica (lo ideal es que disminuyan) y sin que afecte a los estándares de calidad que demanda el consumidor.

Se trata, por tanto, de uno de los grandes retos a los que se enfrentan el presente y el futuro del packaging.

Buscando el ecodiseño

El packaging sostenible tiene mucho que ver con el ecodiseño, que busca mejorar a nivel ambiental el diseño de los productos en todas las etapas de su ciclo de vida: desde su concepción hasta la gestión de los residuos que genera.

La base teórica del ecodiseño fue definida en 2005 por Conrad Luttrop y Jessica Lagerstedt en su publicación “10 Golden Rules of EcoDesign” (Las 10 reglas de oro del ecodiseño), que sentaba las normas de esta metodología:

1. Eliminar o limitar el uso de sustancias tóxicas.

2. Mejorar la gestión interna con el fin de disminuir el uso de energía y recursos a nivel de logística.

3. Minimizar la energía y los recursos empleados en la fase de uso del producto.

4. Incentivar la reparación y actualización del producto, en lugar de renovarlo al primer fallo.

5. Procurar que la vida útil del producto sea lo más larga posible.

6. Usar materiales de alta calidad para confeccionar el producto, con el fin de que sea flexible, resistente y funcional.

7. Invertir en acabados de alta calidad para proteger el producto del desgaste, la suciedad y la corrosión.

8. Facilitar la mejora, reparación y reciclado del producto explicando claramente estos procesos en sus manuales y etiquetas.

9. Que los materiales utilizados para mejorar y reparar el producto sean lo más sencillos y accesibles posible, así como reciclados.

10. Que el producto tenga los mínimos elementos de unión posibles (ya que este tipo de piezas pequeñas, como tornillos o adhesivos, incrementan el impacto ambiental).

Estos principios del ecodiseño no hablan expresamente de envases, sino de productos de todo tipo. Sin embargo, la mayoría de ellos pueden aplicarse sin problemas para reducir el impacto ambiental en la fabricación y el diseño de envases.

Los bioplásticos

Una de las vías más eficaces y exitosas en los últimos años de aumentar la sostenibilidad de los envases ha sido sustituir el plástico por otros materiales similares más ecológicos: los bioplásticos.

Se conocen como bioplásticos aquellos materiales plásticos que no proceden de derivados del petróleo, sino que se obtienen de productos vegetales (como la fibra de maíz, la fécula de patata, las algas o el aceite de soja, por ejemplo).

Los bioplásticos cuentan con unas propiedades físicas muy similares a las de los plásticos que proceden del petróleo. Su principal diferencia con ellos es que son biodegradables, es decir, que se descomponen fácilmente y regresan al medio ambiente, pudiendo reutilizarse como compost. De esta manera, los bioplásticos y los envases biológicos no producen residuos y su uso reduce en gran medida la huella de carbono.

Los envases fabricados con bioplásticos están especialmente extendidos en el sector alimentario. Se emplean a la hora de envasar toda clase de alimentos: botellas de agua, aceite, vinagres y zumos; envases y tarrinas de platos preparados y comida para llevar. El sector de la cosmética también está viviendo un auge de este tipo de envases, especialmente para productos de cosmética natural o ecológica.

Reciclable y reciclado: hacia una economía circular

El reciclaje ha sido durante décadas y continúa siendo una pieza clave en la fabricación de envases más sostenibles.
Es posible reciclar la mayoría de materiales plásticos, como el PET, el HDPE, el LDPE y el PP. Al depositar cualquier envase fabricado con estos materiales en el contenedor amarillo, se producirá la materia prima para generar nuevos materiales que se emplean para fabricar nuevos envases. Así, se pone en marcha la economía circular.

Incentivar el reciclaje y usar materiales reciclados para elaborar envases es, por tanto, una forma de dar una nueva vida al plástico y evitar que este se acumule en los ecosistemas. Esta, junto con el resto de propuestas que se recogen en este artículo, marcan un camino, más sostenible y responsable, que deberá seguir la industria del packaging de ahora en adelante.

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