A menudo, profesionales del sector y consumidores asocian ingredientes naturales con procesos sostenibles o productos con menor toxicidad para el organismo, pero la realidad
actual en muchos casos es bastante diferente. En el contexto actual de transición hacia una economía circular y modelos productivos más sostenibles es interesante identificar los
aspectos críticos que interesan a la industria y a los consumidores y que permitan una toma de decisiones que mejoren la sostenibilidad de los productos.
Sostenibilidad de las materias primas de origen natural y su calidad
Una parte de las materias primas de origen natural son explotadas de manera no controlada tanto fuera como dentro de la Unión Europea. La principal consecuencia es la propia viabilidad del recurso natural y fluctuaciones en la oferta de las mismas. Cuando se explota de manera indiscriminada una especie no solo se compromete su supervivencia sino también su calidad como materia prima. Ello se debe tanto a que pueda contener sustancias no deseadas (ej. metales pesados) como a que pueda no contener sustancias activas en cantidad suficiente. En ocasiones los industriales detectan incluso presencia de otras especies no correspondientes a la recolectada.
En este sentido la producción sostenible en forma de cultivo certificado es la única alternativa viable para conservar las especies de interés industrial y de garantizar la presencia de sustancias activas en cantidad suficiente como indicadores de calidad para industriales y consumidores. Además, el cultivo permite la selección de variedades que pueden ser a su vez más hipoalergénicas, lo cual mejora las características de los productos finales. Si priorizamos materias primas naturales procedentes de cultivo, también facilitamos todo el procesado posterior al disminuirse la heterogeneidad y la presencia de sustancias no deseadas, mejorando así la sostenibilidad de toda la cadena de valor.
Procesos de transformación más sostenibles
La extracción de sustancias activas a partir de materias primas naturales se considera a menudo como un proceso «limpio», sin embargo, la elevada cantidad de solvente utilizado, la energía necesaria para los procesos de preacondicionamiento, extracción y evaporación, el uso del agua en dichos procesos o la generación de residuos comprometen su sostenibilidad. Los llamados procesos «verdes» integran una utilización más eficiente de materias primas y energía, asegurando la calidad y seguridad del ingrediente.
Las fases iniciales del procesado condicionan la sostenibilidad de fases sucesivas. El preacondicionamiento reduce el uso de solventes y el consumo energético al tiempo que favorece reacciones completas durante el extractado (mecanoquímica), incrementando la ruptura de paredes celulares y la liberación de sustancias activas. La simplificación de los procesos y la mejora del preacondicionamiento determinan la sostenibilidad de la transformación de materias primas en ingredientes bioactivos. La elección de los ingredientes debe por tanto no solo hacerse en base a una técnica de extracción concreta, sino a un proceso integral eco-eficiente que garantice reacciones completas y mayor funcionalidad.
Nuevos procesos integrados y mejor trazabilidad
En una investigación reciente por parte de autoridades de EEUU sobre productos naturales se indicaba que en el 50% de los productos finales testados no se detectaban las especies indicadas en el etiquetado. La trazabilidad de las materias primas puede perderse durante su procesado, al degradarse el ADN que permite la identificación. Los procesos integrados de cultivo y extractado que usan algunas empresas representan una alternativa al mejor control de la trazabilidad desde el inicio, disminuyendo además el impacto ambiental del transporte y la sensibilidad a disrupciones en la cadenas de aprovisionamiento, como las que se han podido observar durante la pandemia de COVID-19. Empresas, como Arnigal cultivos, han desarrollado este tipo de procesos integrados y vienen a renovar la oferta de ingredientes más sostenibles.