La piel sensible es una condición dermatológica frecuente en Europa y países industrializados, que afecta especialmente a la población femenina. Según el IFSI (International Forum for the Study of Itch), la piel sensible se define como un síndrome marcado por la aparición de sensaciones molestas, como pueden ser escozor, dolor o hormigueo en respuesta a estímulos normales que en general no desencadenan estas sensaciones. En particular, este estado de hiperreactividad no puede ser explicado desde un punto de vista de lesión causada por alguna enfermedad de la piel y se considera un fenómeno difícil de cuantificar y diagnosticar tanto por pacientes como por médicos.
De los factores desencadenantes de este síndrome, se han identificado diferentes grupos: físicos, químicos y psicológicos o hormonales. Los factores físicos se consideran mayormente ambientales como pueden ser cambios de temperatura, climatología o radiación Ultravioleta (UV). Por otra parte, los factores químicos desencadenantes de estas repuestas se consideran aquellos derivados al uso de cosméticos, productos de higiene diaria o polución. Finalmente, cambios hormonales como el ciclo menstrual, o psicológicos derivados del estrés o cambios emocionales también se han identificado como desencadenantes.
Debido a la complejidad de este síndrome y a la base subjetiva del propio diagnóstico sensorial del paciente, en la literatura se refleja la necesidad de identificar marcadores o mecanismos moleculares que contribuyen a la aparición de este síndrome, para establecer diagnósticos objetivos, que permitan identificar el perfil completo del síndrome de la piel sensible.
Si hacemos un repaso de las publicaciones científicas publicadas desde la aparición de este término hasta la actualidad, se pude observar una tendencia al alza en el número de publicaciones científicas (Figura 1). Esta tendencia sólo se ve afectada especialmente en 2010, mientras que entre los años 2001 al 2009 se concentran la mayor parte de publicaciones científicas sobre este campo, alcanzando el 52% de las publicaciones totales.
Figura 1. Número total de publicaciones científicas que contienen “piel sensible” en el título desde 1972 hasta 2017.
Para poder comparar si este número de publicaciones es relevante, respecto a otras problemáticas de la piel (dermatitis atópica, acné…), desde el Beauty Cluster Barcelona (BCB) evaluamos el porcentaje de publicaciones científicas entre los años 2000 y 2010.
Figura 2. Porcentaje de publicaciones científicas relacionadas con las principales problemáticas de la piel.
En la Figura 2 se puede observar que mientras que la investigación (relacionada con el número de publicaciones científicas) en acné y dermatitis atópica es más predominante, la hiperpigmentación y la piel sensible representan la cara más desconocida. Esta cara más desconocida en pieles sensibles puede ser analizada a nivel geográfico, donde se puede apreciar que el mayor número de publicaciones científicas está localizada en los Estados Unidos, seguido por Francia, Alemania, Inglaterra, China y Japón.
Actualmente, las investigaciones más recientes sobre piel sensible se centran en determinar los mecanismos desencadenantes de este síndrome, como pueden ser un deterioro de barrera de la piel o un papel principalmente genético.
La función barrera de la piel es importante para protegernos frente a agentes externos, y aunque ya existen mecanismos para determinar posibles patrones de personas con piel sensible como puede ser el nivel de pérdida de agua transepidérmica (TEWL), o una alteración sensorial de los nervios de la piel (stingers test), no siempre son indicadoras de este síndrome. Por este motivo, más investigación en el desarrollo de test objetivos es necesaria en este sentido.
Por otra parte, se ha visto en la literatura que ARN no codificantes (lncARN) pueden tener un papel importante en la patogénesis de piel sensible, debido a su función reguladora y a que estudios previos demuestran que tienen un papel importante en procesos de diferenciación y mantenimiento de queranocitos y epidermis.
Considerando que el síndrome de la piel sensible puede llegar afectar a la calidad de vida de las personas, y que es un claim cada vez más frecuente en países desarrollados, la investigación en este sentido y en el desarrollo de test diagnósticos objetivos es vital. Por este motivo, jornadas como la organizada por el Beauty Cluster Barcelona el pasado 5 de junio, dan lugar a una unión entre el mundo académico y al sector industrial cosmético, químico y farmacéutico.
Patricia Gisbert y Judit Morlà
Beauty Cluster Barcelona
innovacio@beautyclusterbarcelona.com