A medida que el uso de la máscara se convierte en una rutina y la mayoría de nosotros debemos usarla en cualquier lugar en un intento de combatir el riesgo de infección, la piel puede desarrollar “maskné”, término que se utiliza para describir el acné en la zona donde se usa la máscara (principalmente alrededor de la nariz, la boca y la barbilla). Aunque puede ser normal para países como Corea del Sur o Japón donde se siguen usando máscaras prácticamente durante todo el año y llevan haciéndolo desde hace mucho tiempo. Las ventas aumentan durante los brotes de gripe y resfriados y las amenazas a la salud pública. En ciudades de alta densidad como Tokio o Seúl, donde la gente pasa horas cada día en lugares cerrados con desconocidos, las máscaras ofrecen un poco de protección contra la propagación de enfermedades transmitidas por el aire, y mucho más.
Para otras personas, el uso arraigado de la máscara viene por la idiosincrasia del país, es decir, a algunos les ofrece mayor anonimato o simplemente una forma sencilla de no interaccionar tan rápido con los demás.
Pero volviendo a nuestra sociedad, el uso prolongado de las máscaras puede dar lugar a una alteración local del microbioma de la piel y a un caldo de cultivo perfecto (mayor humedad, mayor temperatura y más bacterias). Un claro ejemplo de ello es el simple hecho de respirar con la máscara puesta, ya que puede convertirse en toda una complicación. Al respirar y hablar con la máscara incrementamos la humedad, hecho que acaba afectando en el pH de nuestra piel y puede ocasionar rojez e inflamación.
Es por ello que algunos ingredientes naturales pueden llegar a jugar un factor muy importante, como la ceramida o el aloe vera, que ayudan a restaurar y fortalecer la barrera natural de la piel, reduciendo la cantidad de agua que se pierde, aumentando la hidratación general y dificultando así la entrada de bacterias. Al mismo tiempo, grandes conocidos extractos naturales como la camomila nos ayudarán a reducir la inflamación en la zona afectada, proporcionando una capa entre la piel y el tejido de la mascarilla que permitirá reducir el riesgo de irritación por fricción.
Por otro lado, podemos encontrar algunos consejos básicos de cómo prevenir el maskné:
- Primero y más importante, comprar la máscara adecuada: Optar por tejidos naturales como el algodón o la seda lavable puede ser una muy buena elección ya que estos tipos de tejido reducirán la fricción de la máscara en la cara, lo que debería ayudar a reducir cualquier irritación por roce.
- Mantén la máscara limpia: Mantener la máscara limpia es una obligación para asegurarnos de que tenemos la piel en condiciones y libre de cualquier bacteria dañina que pueda causar irritación, inflamación y mucho más.
- Considerar el uso o no de maquillaje: Podría contribuir a la obstrucción de los poros y a los brotes de acné.
- Lavarse la cara constantemente: Cada vez que se llega a casa después de haber estado tiempo fuera, se debería convertir en un ritual el hecho de lavarse las manos y la cara a conciencia. Parece básico pero nos sorprendería la cantidad de gente que aún no se lava la cara, excepto cuando se levantan. Es por ello que querrás buscar algún jabón que pueda ayudar a lavar esa mezcla de saliva, sudor y aliento que ha permanecido bajo la máscara durante horas.
Finalmente, y no menos importante, es que sabemos que la lucha contra el maskné puede ser larga, pero con los pasos y consejos adecuados para mantener la limpieza, el maskné puede ser debidamente tratado y no convertirse en un quebradero de cabeza.
