El mundo ha cambiado. Y el consumidor, también.
Llevamos muchos años explotando el planeta sin demasiados miramientos, cada vez a más velocidad, exigiéndole más y agotando sus recursos. Finalmente parece que nos hemos dado cuenta de que esto no puede continuar así. Es hora de actuar y de cambiar, y cada pequeño gesto cuenta.
El consumidor se ha vuelto más consciente de todo esto y exige a las empresas que también actúen en consecuencia. Así es como cada vez se oye hablar más del consumidor consciente, pero ¿qué caracteriza a este tipo de comprador? Se podría resumir en “3 C”:
- Consume menos.
- Consume sin comprar.
- Compra con criterio.
El consumidor consciente es un tipo de comprador más reflexivo, ya no se deja llevar por el impulso de aquello que desea, sino que se centra en aquello que necesita. Esto sin duda lo lleva a consumir menos, y si puede consumirlo a través del alquiler o incluso del intercambio, mejor que mejor. Igual que las famosas “3 R” (Reducir, Reutilizar y Reciclar), el orden de las “3 C” importa y el primer paso siempre se centra en minimizar lo que consumimos.
Además, el consumidor consciente tiene unos valores y busca marcas que los tengan también y con quien los comparta. Se trata de un tipo de persona que prefiere comprar en empresas responsables, e incluso cada vez hay más compradores que priorizan este tipo de marcas aunque eso suponga a veces renunciar a precios más bajos.
El consumidor consciente valora el impacto que tiene el producto o servicio en el medioambiente y en las personas. Los clientes del siglo XXI quieren marcas auténticas, éticas, sostenibles y con empatía. Exigen por encima de todo compromiso y responsabilidad e investigan a las empresas. Un dato muy representativo es que actualmente la página de “quiénes somos” es, de media, la segunda más visitada de una web, solamente por detrás de la home. La tecnología ayuda a poner en conocimiento del consumidor si las marcas tienen o no valores, lo que se traduce en consultas a sus páginas web y RRSS. En el último estudio de Marcas con Valores, el 71% de los ciudadanos consultados afirmó que, gracias a la tecnología, pudo saber si las marcas que estaba comprando tenían cierto compromiso social. Y el porcentaje de ciudadanos que tiene en cuenta a la hora de comprar que las marcas den información de sí mismas representa el 75%.
Las marcas han tomado buena nota de todo esto y crecen las marcas con propósito. Pero con un propósito real. Ya no se trata solo de contar con un buen storytelling, sino que se exige dar el paso al storydoing. Además de adaptar los mensajes y las comunicaciones, las marcas tienen que actuar.
Pero vamos paso a paso. Lo primero que deben hacer las empresas es un ejercicio de reflexión interno y posteriormente analizar qué es lo que pueden y deben comunicar. El consumidor agradece la sinceridad y la transparencia, por eso importa la visión y la misión de la empresa y crecen los manifiestos y los apartados de RSC en las páginas web de las marcas. No se trata de ser perfectos ni querer aparentarlo, sino que es importante contar con un plan y ser conscientes de que es posible mejorar.
Un gran ejemplo en beauty a nivel sostenibilidad es la marca Maar, que además de cuidar aspectos como el packaging y los componentes de sus productos, colabora con la fundación Save the Med.
De todos modos, dentro de las preocupaciones del consumidor consciente recordemos que no solo está el medio ambiente, por lo que también vale la pena tener muy en cuenta otro tipo de acciones RSC como las que lleva a cabo Bioderma con sus proyectos solidarios en Tanzania o la colaboración con el Institut Curie para mejorar la calidad de vida de los pacientes durante sus tratamientos contra el cáncer.
Tal como se extrae del III Estudio Marcas con Valores, resulta interesante que el 75% de los expertos declaren que el reto más presente en su plan de marketing sea comprender las nuevas exigencias del consumidor consciente.
Huyamos del greenwashing y actuemos con sentido y poniendo los valores en el centro. Pero hagámoslo con convencimiento en todos los sentidos ya que además son varios los estudiosos que afirman que las empresas responsables son las más rentables.
Una marca con una buena estrategia de responsabilidad social es más atractiva para los inversores, así como para los clientes y los propios empleados, ya que atrae y fideliza al crear vínculos con el consumidor y aumenta los niveles de pertenencia, compromiso y lealtad de los empleados. Como indicó el director adjunto de la dirección general de ESIC Business & Marketing School en el campus central de la escuela de negocios, “aquellas empresas que cuentan con estas medidas de RSC refuerzan su imagen ante sus grupos de interés y, por lo tanto, mejoran su rentabilidad”.
Además, las empresas que invierten más en tecnologías verdes mejoran sus resultados y valor en Bolsa a largo plazo, según un estudio sobre el impacto de la responsabilidad medioambiental de las empresas en sus resultados financieros de Deusto Business School.
Nos encontramos en un momento de cambio, lo que supone un reto importante para muchas empresas pero también es una gran oportunidad para las marcas.