CAP IV (resumen): El largo camino hacia la longevidad
Tan pronto como el ser humano adquirió conciencia de tener una naturaleza superior a la de los animales que le rodeaban, nacieron en él una serie de aspiraciones, entre las que cabe señalar, el deseo de una larga juventud; lo que no significaba, en modo alguno, aspiración a una larga vida, ya que ese deseo resultaba incomprensible, por la sencilla razón de que la longevidad era algo desconocido. El hombre primitivo vivía escasamente treinta años, por lo que la aspiración en cuanto a la vida, era solo la de conservar, hasta la hora de la muerte, unas características vitales normales, sin que se presentaran las disminuciones físicas o achaques, consecuencia en su mayor parte, de accidentes fortuitos, luchas con los semejantes o con animales y, también, de enfermedades infecciosas o degenerativas.
El Antiguo Testamento, en el Libro de los Reyes (1, 1-4), aporta un sugestivo relato sobre cómo fueron tratados en el rey David, los achaques propios de la vejez. He aquí el texto bíblico: “Que se busque una muchacha soltera que atienda al rey y lo asista cuando duerma para que entre en calor”. Este extraño método, por otra parte envidiable, da luz sobre las ideas imperantes en la antigüedad, acerca de la vejez y su tratamiento. Toda persona joven poseía un calor que se iba enfriando con la edad; por lo que el mejor remedio, en pura lógica, era reponerlo desde el exterior, mediante el concurso de una bella y joven muchacha. Otro aspecto observado acerca de la vejez, era la pérdida del apetito sexual. El rey David, dice el texto comentando, “No se unió a ella”; hecho que define en pocas palabras, la decrepitud del monarca judío, que solo tenía unos 40 años. Resulta curioso que la idea sobre la vejez ligada a una impotencia sexual, se ha venido sosteniendo hasta el presente y, muchas de las técnicas de rejuvenecimiento han pasado y pasan todavía, por un intento de recuperación del vigor sexual.
Tratamientos científicos de la vejez
Hay que esperar hasta el último tercio del siglo XIX para que surjan las primeras investigaciones serias sobre este apasionante campo del envejecimiento. En el siglo XX la investigación gerontológica se fue acelerando, hasta desembocar en los cada vez más profundos conocimientos sobre la vejez. Seguidamente, se referencian los investigadores y métodos que han marcado hitos históricos en el estudio del fenómeno del envejecimiento.
Brown-Séquart irrumpe la endocrinología
A lo largo de su carrera profesional, realizó importantes descubrimientos científicos, uno de los cuales fue el conocimiento de la importancia, para la vida, de las glándulas suprarrenales. Partiendo de los estudios efectuados con animales, a los que extirpaba las glándulas suprarrenales, llegó a la conclusión de que se podía retrasar el envejecimiento, con todas sus secuelas, mediante un tratamiento con extractos de testículos, decidiendo comprobar sobre sí mismo los efectos y eficacia. Ciertamente, la eficacia del método, si es que la tenía, podría deberse a las propiedades anabolizantes de la testosterona contenida en el extracto testicular.
Metchnikoff y su teoría de la autointoxicación
Otro de los pioneros en el estudio científico del envejecimiento, fue el ruso Elie Metchnikoff. En sus estudios zoológicos, se dio cuenta de que las bacterias saprófitas del tubo digestivo, producen una serie de toxinas que, al ser absorbidas en el intestino, conducen a un progresivo autoenvenenamiento y, con ello, a un acortamiento de la vida. Para solventar dicha autointoxicación preconizó, por una parte, la limpieza periódica del tubo digestivo mediante purgantes ligeros y lavativas; por otra parte, mediante la ingestión de yogur, un alimento muy popular entre los campesinos búlgaros pero totalmente desconocido en el resto del mundo. Convencido de esta teoría, Metchnikoff consumió grandes cantidades de yogur, pero su vida de 71 años, no resultó excesivamente larga. Aportó, empero, unos primeros estudios serios al tema del envejecimiento, y contribuyó a dar a conocer al yogur, que hoy es un popular y muy consumido complemento alimenticio.
Voronov y el inicio de los trasplantes testiculares
En 1920, realizó el primer trasplante de testículo del mono al hombre, llegando a hacer más de 150 en años sucesivos. El método fue muy criticado en todo el mundo médico pero su popularidad acabó debido a un imprevisto problema. Al recibir una partida de monos procedentes de África, no se dio cuenta, fatalmente, de que estaban infectados por la sífilis; enfermedad que fue transmitida a los receptores, por lo que resultó peor el remedio que la enfermedad, al no disponerse en aquella época de ningún tratamiento efectivo contra dicha dolencia venérea.
Surgen métodos más modernos
El espectacular desarrollo de la inmunología indujo al biólogo ruso, Alexander Bogomoletz (1881 – 1946), fundador del Instituto de Biología y Patología Experimental de Kiev, a pensar que los principales problemas de la involución corporal pueden darse en el tejido conjuntivo; y esta degeneración orgánica podría ser inhibida mediante un proceso antígeno-anticuerpo. Popularizó la sentencia de que “El hombre es tan viejo como lo es su tejido conjuntivo” y, en 1943, dio a conocer la obtención de un “suero citotóxico antirreticular”, capaz de prevenir, según decía, los procesos degenerativos que conducen a la vejez.
Por otra parte, el pujante desarrollo de la endocrinología en la primera mitad del siglo XX, llevó al médico ruso Vladimir Filatov (1875 – 1956) a elaborar la teoría de los estimuladores biogenéticos, a los que denominó bioestimulinas, contenidos en tejidos embrionarios. Consideró que deberían ser especialmente ricos en materias estimulantes del crecimiento y, por consiguientes, podrían tener unos efectos muy beneficiosos al ser aplicados en organismos envejecidos, con el fin de rejuvenecerlos. Esta teoría está en plena vigencia y se siguen aplicando extractos embrionarios, tanto por vía tópica como parenteral.
La terapia celular de Niehans
El concepto fundamental en la terapia celular de Niehans consiste en que no hace falta recurrir a trasplantes glandulares para obtener unos determinados efectos endocrinos, basta disponer de un simple implante de células de la glándula en cuestión para lograr unas acciones equivalentes.
Un peligro que puede presentarse en la terapia celular es el rechazo de las materias inyectadas, debido a una violenta reacción alérgica. Para evitarlo, el método consiste en inyectar, por vía intramuscular, la suspensión obtenida a partir de un determinado órgano en suero fisiológico. Las células inyectadas tienen la capacidad de generar materias específicas, ya en su punto de entrada, desde donde se movilizan, pudiendo llegar a alcanzar el órgano diana, al que van dirigidas. Alcanzando el órgano aumentan en él, la replicación celular y su capacidad funcional; es decir, ejercen un efecto de rejuvenecimiento.
La terapia celular presenta, empero, un aspecto poco comprensible: ¿Cómo pueden movilizarse las células inyectadas desde el punto de entrada hasta el órgano a tratar, sin que sufran un proceso de fragmentación? A este punto débil del método se le ha dado la explicación siguiente: lo que se vehicula, en realidad, es el mensaje genético en forma de ácidos nucleicos ADN y ARN de las células inyectadas, lo que en la práctica conlleva unos efectos similares.
Hoy en día, la terapia celular o sus derivados (células liofilizadas, ácidos nucleicos, embrioninas) se siguen aplicando y hay varios miles de médicos en todo el mundo, especialistas en estas técnicas. También existen laboratorios que suministran las células o sus extractos en variadas formas.
La Procainoterapia de la Dra. Aslan
La rumana Ana Aslan (1897 – 1989) comenzó a aplicar la procaína en 1949 en trastornos de la circulación periférica. Nueve años más tarde, le vino la idea de utilizarla en tratamientos de enfermedades típicas de la vejez, obteniendo buenos resultados. Para ello, inyectaba 10 ml de una solución al 1% de novocaína en suero fisiológico, directamente sobre una arteria próxima al lugar a tratar y de esas experiencias, nació el Gerovital H3. Sin embargo, todavía en la actualidad, se sigue discutiendo sobre la causa de la acción de la procaína sobre los procesos del envejecimiento.
Por otra parte, se demostró que la procaína se descompone en el organismo, mediante un enzima específico, en dos componentes que resultan ser muy poco activos biológicamente. Actualmente, se considera que la actividad del Gerovital podría atribuirse, por una parte, a la acción inhibidora de la procaína sobre el enzima monoaminooxidasa, que destruye las proteínas mediante la oxidación de los grupos amínicos y, por otra parte, a sus efectos antidepresivos, tonificantes, antiestrés y analgésicos; que explicaría siquiera en parte, sus pregonadas cualidades en los procesos relacionados con la vejez.
Métodos actuales antienvejecimiento
Descritos estos procedimientos históricos antienvejecimiento, en la actualidad se aconseja una serie de tratamientos cuyo efecto se multiplica, mediante la aplicación simultánea de varios de ellos. Los más efectivos se pueden resumir en: antirradicales, antioxidantes, otros preparados farmacéuticos, complementos dietéticos, actividad física y psíquica y alimentación adecuada.