Un neurocosmético es un producto que contiene ingredientes activos dirigidos a actuar sobre el sistema nervioso cutáneo. Esta definición fue usada por primera vez en el año 2007 y, aunque la interrelación entre la piel y sistema nervioso es más conocida, los mecanismos subyacentes de esta conexión han sido estudiados tan solo en los últimos 20 años. Por tanto, es un campo emergente en cosmética y en el cual se está investigando cada vez más.
Para poder adentrarnos en esta conexión piel – cerebro, debemos hablar de las endorfinas, moléculas directamente implicadas en nuestro estado emocional, ya que generan una respuesta de bienestar y relajación. Lo interesante es que estas moléculas son liberadas tanto por el sistema nervioso, como por las células cutáneas, y es así como la piel puede influir en el estado de ánimo de una persona, e incluso en la evolución de diferentes condiciones de la piel y en el proceso natural de envejecimiento cutáneo.
Figura 1. Representación esquemática de la conexión bidireccional entre el cerebro y la piel, que es capaz de modular el estado emocional de una persona, además de influenciar en el proceso de envejecimiento cutáneo y ser determinante en el desarrollo de diferentes condiciones de la piel. En este eje cerebro-piel tienen un papel especialmente importante las endorfinas.
Cabe destacar que la piel no solo tiene una función protectora, sino que también tiene un importante papel como órgano exocrino y endocrino. Y es esta función neuroendocrina la que es especialmente interesante cuando hablamos de neurocosmética.
El efecto del estrés sobre diferentes condiciones de la piel
Por un lado, son muchas las evidencias que muestran que el estrés puede iniciar o agravar diferentes enfermedades cutáneas, ya que la piel reacciona a situaciones de estrés activando sus propios sistemas inmune y endocrino. Esto da lugar a una respuesta que puede estar relacionada con diferentes condiciones de la piel, como la psoriasis, la dermatitis atópica o el eczema. Por ejemplo, se ha observado recientemente que la psoriasis no solo está mediada por causas inmunológicas, sino que otros componentes pueden ser mediadores de esta enfermedad, como la microbiota de la piel o diferentes neuropéptidos liberados por el sistema nervioso cutáneo.
Figura 2. Representación de los mecanismos desencadenantes inducidos en la piel por estrés como eje central y consiguiente respuesta cutánea periférica. Fuente: Chen Y, Lyga J. Brain-skin connection: stress, inflammation and skin aging. Inflamm Allergy Drug Targets. 2014; 13(3):177-190.
El sistema neuroendocrino está presente en el envejecimiento cutáneo
Por otro lado, el proceso de envejecimiento de la piel o skin-aging también puede ser modulado a través de esta conexión entre la piel y el cerebro. Se ha visto cómo diferentes neurotransmisores pueden actuar sobre los fibroblastos, que son las principales células cutáneas implicadas en el mantenimiento de las estructuras de la dermis, activando la síntesis de colágeno y elastina. Así, a través del uso tópico de determinados factores se puede estimular la producción de estos polímeros, que están directamente implicados en la pérdida de la firmeza y la elasticidad de la piel. Existen muchas moléculas que pueden actuar de esta forma, entre las cuales se encuentra la oxitocina. Este neuropéptido tiene múltiples efectos beneficiosos sobre nuestro organismo, y recientes estudios incluyen también la atenuación del envejecimiento cutáneo, demostrando el potencial uso de esta molécula en fórmulas anti-edad.
¿Cómo puede actuar la neurocosmética?
Finalmente, son muchas las estrategias cosméticas que se están usando e investigando con este eje cerebro-piel como diana. Entre ellas se encuentra el uso de neuropéptidos sintéticos, que simulan la acción de factores de crecimiento y citoquinas, activando diferentes mecanismos, como la síntesis de colágeno y elastina por parte de los fibroblastos. Ésta resulta una estrategia interesante a la hora de actuar sobre el proceso de skin-aging. Por otro lado, un campo de estudio novedoso y de gran interés es la endocrinología microbiana, que estudia cómo interactúan los microorganismos residentes en la piel con hormonas y neurohormonas liberadas por nuestro sistema nervioso. De forma análoga, y que resulta aún más relevante en el ámbito de la neurocosmética, es la investigación de cómo las bacterias (e incluso algunos virus) pueden liberar moléculas similares a las neurohormonas humanas, con la capacidad de modular los mecanismos neurológicos.
Carmina Clavería
Innovation Specialist en Beauty Cluster
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