Cosmética en polvo: de la tendencia al laboratorio

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No es una novedad si decimos que la cosmética sólida se ha convertido en una de las grandes tendencias de los últimos años por diferentes motivos. El primero de ellos, el aumento de la conciencia medioambiental del consumidor: no solo nos preocupa por ejemplo aquello que comemos, sino también los productos que utilizamos para nuestra higiene diaria, los ingredientes que contienen y el impacto derivado de su fabricación y utilización. La palabra “sostenible” ha empezado a formar parte del vocabulario de la mayoría de los consumidores y esto se ha traducido en un mayor interés hacia este tipo de cosmética. Otro de los motivos es la mayor durabilidad de este tipo de cosméticos: al no contener agua en su formulación, las posibilidades de contaminación se reducen drásticamente. Además, aunque la compra de un producto cosmético sólido sea más cara, en general suelen ser más económicos si analizamos el coste total por cantidad de materia activa. Por otra parte, gracias a la ausencia de agua también se optimiza el transporte y almacenamiento de estos cosméticos, siendo una opción que facilita la vida de muchos consumidores; en especial aquellos que continuamente están desplazándose ya sea por trabajo o por placer.   

En los últimos años, según estudios realizados por Mintel, el lanzamiento de productos cosméticos en formato sólido en Europa ha aumentado notablemente. Entre 2016 y 2017, estos productos suponían el 0,13 % de los lanzamientos, mientras que entre 2020 y 2021 este porcentaje ha aumentado hasta 1,61 %. Los principales claims utilizados por las marcas para introducir estos productos en el mercado son “sostenible”, “biodegradable”, “eco” y “orgánico”. Por lo que podemos decir que, la cosmética sólida es un fiel reflejo de la evolución de las tendencias en cosmética gracias a nuestra mayor conciencia medioambiental, que se ha visto incluso acrecentada tras la irrupción de la Covid-19 en nuestras vidas.  

Dentro de la categoría que conocemos como cosmética sólida encontramos diferentes formatos: barras, sticks, gránulos o polvos son algunos de los más comunes, aunque hoy nos centraremos en el último. Y es que la cosmética en polvo, pese a no ser un concepto nuevo, está emergiendo como opción interesante para un elevado número de consumidores. Cabe destacar que cuando hablamos de cosmética en polvo en este artículo, estamos refiriéndonos a productos de higiene y no a cosmética de color, que tradicionalmente se ha formulado en este formato. Los productos de higiene en formato polvo también son diferentes entre ellos: podemos encontrar desde productos powder to foam, que no necesitan dilución previa y pasan directamente del polvo a la espuma tras el contacto con el agua, hasta los cosméticos refill o de recarga, que se diluirán previamente y se utilizarán en formato líquido tras su reconstitución. Nosotros vamos a centrarnos en la formulación de productos powder to foam 

Ingredientes interesantes para formular cosmética en polvo 

En productos de higiene, los ingredientes clave encargados de limpiar nuestra piel o nuestro cabello son los tensioactivos. Para poder formular cosméticos en polvo, tendremos que partir de tensioactivos en este formato y combinarlos en función de la aplicación final, ya que no es lo mismo un champú sólido para cabello graso que un limpiador facial en polvo, o que un gel de baño para todo tipo de pieles. En general, los tensioactivos se suelen sintetizar en formato líquido y, tras un proceso de secado, obtendremos el producto en polvo listo para su introducción en este tipo de cosméticos. Por tanto, hay que tener en cuenta que este proceso suele demandar mucha energía y, por ello, la sostenibilidad de un cosmético se tiene que analizar desde muchos puntos de vista y no solo desde la cantidad, origen o tipo de ingredientes.   

Existen diferentes tensioactivos interesantes en formato polvo, a continuación podemos ver algunos ejemplos: 

  • Sodium Coco Sulfate: es uno de los tensioactivos más clásicos y cuyo uso está muy extendido. Tiene un alto poder de limpieza y produce una elevada cantidad de espuma. Pero también puede ser irritante, por lo que se recomienda utilizar en geles de baño y champús junto a otros tensioactivos secundarios que rebajen la irritación.
     
  • Sodium Lauroyl Glutamate: se trata de un tensioactivo aniónico derivado de aminoácidos, muy suave y con efecto acondicionador de la piel. Produce una espuma moderada y es muy respetuoso con la piel. Suele ser perfecto para formular limpiadores faciales o como tensioactivo secundario en jabones de manos, geles y champús.
     
  • Sodium Cocoyl Glycinate: otro tensioactivo aniónico derivado de aminoácido que ofrece una limpieza muy suave y actúa como acondicionador de la piel. Además, produce una espuma estable y cremosa, superior a la del glutamato anterior. Por estos motivos, lo consideremos el ingrediente perfecto para productos de higiene en los que se necesite una elevada estabilidad de la espuma generada.  

Pero, ¿cómo se pueden introducir estos ingredientes en una fórmula powder to foam? ¡Vamos a verlo! 

Formular productos powder to foam  

Una vez tenemos clara la combinación de tensioactivos que vamos a utilizar, el siguiente paso es seleccionar el resto de los ingredientes para completar una fórmula tipo de un producto de higiene en polvo. En general, para formular un cosmético powder to foam, además de los tensioactivos, necesitaremos las siguientes materias primas: 

  • Agentes de relleno: la función que en cosmética tradicional realizaría el agua, aquí tienen que realizarla ingredientes como el talco o el almidón. De esta manera, ajustamos la materia activa a lo que realmente necesitamos y, por tanto, también el precio final del cosmético.
     
  • Agentes efervescentes: algunos ejemplos son el bicarbonato y el ácido cítrico, de forma que se genera mejor la espuma al frotar el polvo y entrar en contacto con el agua.
  • Otros ingredientes específicos: por ejemplo, acondicionadores como el Guar Hydroxypropyltrimonium Chloride, que aportarán esa sensación de suavidad en la piel o el cabello.
     
  • Perfume, para garantizar una experiencia sensorial completa.  

La combinación de estos ingredientes para obtener la fórmula final suele ser sencilla: solo hay que mezclar y homogeneizar el polvo resultante. Una muestra más de que la cosmética en polvo ha llegado para quedarse y puede ser una opción muy interesante, tanto para los fabricantes de cosmética como para los consumidores.  

Carmina Alfonso

Zschimmer & Schwarz España