Disruptores Endocrinos: ¿Nos interesan?

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Resumen del artículo “Disruptores endocrinos, un tema transversal” publicado en el nº371 de la NCP

¿Qué son los disruptores endocrinos (DE)?

El término «disruptores endocrinos» fue propuesto por primera vez en el año 1991. Los DE son sustancias químicas, de origen natural o sintético, que por su estructura o naturaleza pueden tener efectos nocivos sobre el sistema endocrino (hormonal) de las personas o los animales. Los mecanismos de feed-back hormonal son muy complejos y muy delicados. Presentan diferencias entre especies y algunos de ellos no los llegamos a conocer ni entender del todo. Por lo tanto alterar o interferir en el funcionamiento de estos sistemas puede tener consecuencias, a veces graves, inmediatas o a largo plazo, incluso mucho tiempo después de finalizada la exposición, pero siempre inesperadas. Los efectos pueden ser temporales o permanentes (mayormente si afectan al desarrollo) o incluso afectar a las siguientes generaciones del individuo expuesto. Asimismo no suelen ser mecanismos dosis dependientes, sino que por la simple presencia, o a bajísimas concentraciones se pueden afectar los sistemas hormonales. Si sumamos que la aparición de los efectos no es inmediata a la exposición, sino que puede tardar años, o incluso saltar una o dos generaciones, se dificulta mucho establecer relaciones causa-efecto.

¿Y por qué entonces ocupan tantos titulares?

La principal razón es que los DE no son solamente preocupantes para la salud pública, humana o animal, sino que son un grave problema medioambiental. Los efectos pueden afectar a los animales salvajes cuando estas sustancias llegan al medio ambiente y al ciclo de la naturaleza. Por tanto es difícil valorar el alcance total y las repercusiones del problema. Como ejemplo, recordemos un poco la historia: la primera evidencia se obtuvo de la observación del medio ambiente en la zona de los Grandes Lagos de USA. Desde que en 1953 se descubrió que el pesticida diclorodifeniltricloroetano (DDT) tenía actividad estrogénica, otros compuestos fueron identificados como estrogenomiméticos, entre ellos ciertos bifenilos policlorados (PCB). Tras la restricción del uso de PCB y DDT en los años setenta, la mortalidad de los animales salvajes del ecosistema de los Grandes Lagos disminuyó notablemente, pero los animales supervivientes presentaban alteraciones en los sistemas reproductivo, endocrino, neurológico e inmune. Tras estas primeras observaciones, la evidencia del impacto de los DE no ha parado de crecer. Y abarca casi todos los ámbitos de la química (alimentación, fármacos, pesticidas, pinturas, productos industriales, y un largo etcétera) y todo el ciclo de vida de los productos, desde su fabricación, su distribución, su uso y su eliminación y/o reciclaje.

Para obtener una imagen fiable de la situación, es preciso tener datos relevantes de la cantidad de sustancia presente en el medio ambiente, teniendo en cuenta todas las fuentes de aporte y una aproximación global. La aproximación al problema debe ser científica y coherente, pero también transversal y holística, que abarque todos los sectores y la totalidad de sus cadenas de valor. No se trata por tanto de un tema circunscrito a una única industria o a un único país y no es, por lo tanto, un problema que se pueda abordar de forma sectorial de forma aislada (por ejemplo desde el sector cosmético). Eso no significa que no podamos o no debamos hacer nada. Solamente que debemos sumar nuestros esfuerzos al resto de industrias para que las soluciones sean realmente efectivas.

La Unión Europea ha sido pionera en implicarse en este asunto e intentar abordar el problema. Desde 1999 hay una estrategia definida denominada “Community strategy for endocrine disruptors”, aunque hemos tenido que esperar casi 20 años para que se ponga en marcha. Esta estrategia fija las acciones en 3 fases: a corto, medio y largo plazo. Las acciones no se han puesto en marcha de forma secuencial, sino que se han ido haciendo cosas puntuales: financiar investigaciones, incluir referencias en diferentes legislaciones, etc. Pero es en los últimos años que se ha acelerado la implementación.

En 2018 se emitieron los criterios de DE para Biocidas y Pesticidas, se revisó el Reglamento 1223/2009 de Cosméticos y la Comisión adoptó la “Comunication on a Comprehensive EU framework on Endocrine Disruptors”. En 2019 se han activado los principales puntos de las acciones a corto plazo:

  • Se está realizando lo que se ha denominado “Fitness Check on ED”. La Comisión Europea está realizando una contraposición de las aproximaciones que se hace en un amplio número de legislaciones en la valoración de los DE. El objetivo es analizar la coherencia de las diferentes aproximaciones, encontrar los huecos y las sinergias y evaluar su impacto sobre la salud y el medio ambiente. El próximo mes de mayo se enviará el informe del Fitness Check a la Comisión Europea.
  • Se hizo una solicitud de documentación o Call for Data a los diferentes agentes. Los resultados se han transmitido para su evaluación en el impacto sobre la salud humana y medioambiental. Es posible descargarse la base de datos de las substancias evaluadas, que tiene casi 1000 entradas.
  • En el marco de la creación de sistemas de intercambio de información, se celebró el I Annual Forum on Endocrine Disruptors para que los expertos puedan intercambiar opiniones y presentar sus resultados.
  • Se ha habilitado una página web específica para informar en un único espacio a todos los sectores afectados: https://ec.europa.eu/info/policies/endocrine-disruptors_en#actions.

Se espera que a finales de este 2020 se publique la lista de 28 potenciales DE en cosmética, la fecha está por confirmar.

Celia Campos

C&U Assessors