Hasta hace apenas unos años, la Inteligencia Artificial (IA) era un concepto futurista utilizado para películas o novelas de ciencia ficción, pero en 2020 es una realidad tecnológica insertada en el corazón de los departamentos de I+D de la mayoría de las industrias.
¿Qué es la Inteligencia Artificial?
La IA, tal y como la concebimos hoy, es una combinación de algoritmos que, programados dentro de una máquina u ordenador, son capaces de pensar, aprender o actuar como humanos. Esta tecnología es la que se utiliza, por ejemplo, en los asistentes virtuales de voz de Siri (Apple) o Alexa (Amazon).
Presente de la IA en la industria de fragancias
Aunque la perfumería es un un gremio de tradiciones milenarias, no le son ajenos los avances tecnológicos, todo lo contrario, los departamentos de I+D de las compañías de fragancias son auténticos parques científicos en constante investigación. La implementación de la IA ha avanzado bastante y no ha ido en una única dirección.
De la mano de multinacionales informáticas y con la ayuda del Big Data, la IA se ha utilizado como herramienta de ayuda al trabajo de los perfumistas, ya que el software empleado, alimentado con millones de datos, sugiere combinaciones de componentes que ahorran mucho tiempo a las narices de las empresas. Otro de los proyectos más interesantes ha usado la IA para construir una especie de “aprendiz de perfumista” con conocimientos de formulación y de familias aromáticas que, en combinación con datos de ventas y preferencias de los distintos mercados, es capaz de sugerir propuestas específicas para nichos específicos. Por último, también se han lanzado al mercado fragancias creadas por IA e incluso se han patentado máquinas en las que el cliente mismo, seleccionando varias opciones, obtiene un perfume adaptado a sus gustos y al instante.
Otros avances que revolucionaron el sector
Si trazáramos una línea en el tiempo de cómo se ha transformado la industria de fragancias en los últimos 40 años, el cambio sería exponencial. Antonio Palomino, jefe de perfumistas de Iberchem, explica que, hace solo unas pocas décadas se trabajaba de manera completamente artesanal: “Uno empezaba de discípulo de un perfumista, era el maestro quien enseñaba profesión. Había que oler cada materia prima, pesar las cantidades que te indicaban y anotar a mano cada paso de la fórmula”.
Para la directora de operaciones de Iberchem, Cristina Castellanos, antes de llegar a la Inteligencia Artificial, hay dos puntos que marcan el camino de la actual industria de fragancias: el cromatógrafo y la dosificación automática.
Para Castellanos, el exhaustivo control de calidad del que goza hoy la perfumería se debe en gran parte a la aparición de los cromatógrafos. “El control de la industria sobre los niveles de las composiciones es total, algo que incluso a nivel legislativo es imprescindible, ya que hay concentraciones de componentes que no se pueden sobrepasar. Los resultados del análisis cromatográfico no dejan lugar a la subjetividad“.
El otro punto de inflexión que destaca Cristina Castellanos, se produce con la aparición del robot de dosificación automática “Ha agilizado los procesos de creación y producción a niveles impensables hace décadas. La mejora de la trazabilidad y la fiabilidad de las pesadas ha cambiado la manera de trabajar de las compañías”.
En lo que Castellanos está completamente de acuerdo es en que la IA es, si no el presente, sí el futuro inmediato para la industria de la fragancia. Una de las mayores ventajas sería el carácter predictivo y el ahorro de tiempo a la hora de formular. El procesamiento de los datos históricos de la empresa junto con el aprendizaje de la máquina evitará en gran parte los procesos ensayo-error que acompañan a los test de estabilidad de las fragancias. “Es muy difícil cuantificar el beneficio, habría que hacer un análisis de cada proyecto, pero en los procesos de creación de fragancias, selección de los perfiles olfativos test de estabilidad, se podría llegar a ahorrar tal vez, un 70% del tiempo” afirma la directora de operaciones.
¿Acabará la IA con la figura del perfumista?
No. Introducir la IA en el mundo de la perfumería no significa tratar de que sea una máquina la que, usando la información de millones de logaritmos, nos dé un perfume hecho. Va más allá; para la industria de fragancias se trata de usar esta inteligencia para ayudar a la tarea de perfumistas, evaluadores y departamentos comerciales. El uso de la AI unido al Big Data dota a la industria de una rapidez y de un abanico de posibles creaciones que una mente humana, por su aprendizaje tradicional y condicionamiento, no concebiría. El perfumista dispondrá de una herramienta que le recomiende acordes personalizados para cada proyecto, dedicando su experiencia a darle el toque especial y único a cada creación.
Y aunque una parte del sector observa con recelo la llegada de la IA a su mundo creativo y artesanal, lo cierto es que cada avance científico introducido en perfumería (desde el uso de sintéticos hasta la llegada de robots de pesadas o de aparatos cromatográficos) ha contribuido a mejorar la calidad y a engrandecer el mundo de las fragancias. Es imposible negar el beneficio de la tecnología. Tal vez la IA cambie para siempre el modo de proceder que hasta ahora se ha empleado en el sector, pero será una evolución que, de momento, hay que mirar en positivo.