Concepto como microbioma o probióticos han irrumpido en el mercado cosmético en los últimos años. La asociación, inevitable, con el sector alimenticio lácteo en el que el uso de este tipo de ingredientes se ha consolidado hace años, ha favorecido su introducción, también en cosmética. Las connotaciones negativas de estos singulares inquilinos cutáneos han experimentado un giro radical.
La difusión, no solo en medios estrictamente científicos, sino en publicaciones y blogs populares de la importancia del descubrimiento del microbioma, ha puesto en primera línea de interés dermatológico y cosmético, este tipo de planteamiento.
El consumidor cada vez es más consciente del papel determinante que juegan en su salud los millones de microorganismos de diferentes tipos, que coexisten pacíficamente no solo en el intestino, sino también en muchas otras partes de su cuerpo, como en la piel. Aquí se encuentran comunidades microbianas muy diversas que varían según la zona cutánea del cuerpo influyendo en su funcionamiento y equilibrio. La piel se reconoce ahora como mucho más que un conjunto de capas superpuestas: se sabe que es un complejísimo ecosistema en el que conviven gran cantidad de microorganismos. Y, con ello, su preservación se convierte en la principal garantía de refuerzo de la función barrera cutánea y de una piel más saludable.
Una piel “en forma”pasa necesariamente por asegurar un microbioma cutáneo diverso y equilibrado.
A la vista de los datos ya disponibles parece obvio que la cosmética del futuro incluirá como ingredientes imprescindibles en todos los productos, al margen de sus claims específicos, activos vinculados al microbioma. Serán ingredientes de base, de peso, imprescindibles.
Además, la “naturalidad” de este tipo de ingredientes encaja perfectamente con una tendencia hacia la sostenibilidad, la biodegradabilidad o la economía circular.
Un motivo más para su uso es la influencia cada vez mayor del medio ambiente y de la forma de vivir, cada vez más dinámica, variable y con frecuencia estresante, en un torno altamente irradiado, que influye sobre la piel y su microbiota, favoreciendo la pérdida de su capacidad defensiva y de su equilibrio funcional.
Particularmente interesante en trastornos cutáneos asociados a alteraciones del microbioma, no hay límite para el uso de este tipo de ingredientes activos en cosmética. Siempre suma:
✓ en consumidores jóvenes, donde factores hormonales son fuente de desórdenes cutáneos como las impurezas, las rojeces o el exceso de sebo
✓ en consumidores de mediana edad, donde la actividad laboral es intensa y estresante
✓ en personas mayores, donde hay pérdida de grosor cutáneo y de la función barrera cutánea
✓ en todos los casos con una exposición constante a dispositivos electrónicos: teléfonos, pantallas, radiaciones y en un contexto de una población cada vez más sensibilizada en su piel a las agresiones externas (sol, polución, frio, viento…) e internas (dieta, medicaciones, ansiedad…) que trastornan su microbiota cutánea
en todos, sin excepción, aplica una cosmética garante de una función barrera cutánea fuerte y consolidada para una piel resistente y saludable.
Son múltiples las propuestas de productos que encajan magníficamente con este concepto, “microbioma friendly”
✓ aguas micelares, emulsiones o bigeles delicados para la limpieza diaria de la piel asegurando el respeto de su flora natural
✓ geles específicos para combatir las impurezas y la tendencia acneica, sin limitar la supervivencia de la flora cutánea buena
✓ cremas de día para cualquier edad que, con la incorporación de un buen activo vinculado al microbioma, asegure un escudo protector frente a las agresiones del entorno
✓ sueros nocturnos que devuelvan a nuestro microbioma cutáneo el equilibrio y la diversidad que se pierde durante el día, que lo recargue durante el descanso
✓ emulsiones corporales para el confort cutáneo en pieles sensibles, frágiles o atópicas, principales afectadas por un déficit de flora deseable,
✓ desodorantes de axilas o pies, donde es interesante tener bajo control la prolife-ración de ciertas bacterias
✓ champús o lociones para cabellos, donde aplica equilibrar las alteraciones del microbioma que pueden llevar a trastornos como la caspa etc.
La cosmética del microbioma es el principal enfoque de la cosmética del futuro, de la cosmética que entiende la piel como un órgano complejo en el que su microbioma tiene mucho que decir sobre su aspecto y confort, de la cosmética que trabajamos día a día en Laboratorios Magriña. Es la cosmética que viene, para no irse.
Mar Jal
Directora técnica / Responsable I+D en Laboratorios Magriña
www.magrina.com