La monodosis: derribando mitos

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¿Qué es la monodosis? 

La monodosis o unidosis es un tipo de packaging flexible y aséptico. Entendemos por mono, como significado de único o uno solo, en este caso una sola dosis de un producto. Es el packaging ideal en productos donde la cantidad de dosis juega un papel importante a la hora de su utilización. Además, se identifica como el envase perfecto para mantener las características organolépticas de un producto. Este tipo de formato es muy común como envase de muestra, pero también se utiliza para productos de venta. 

El motivo por el cual las empresas optan por este tipo de envasados se debe gracias su característica intrínseca: 

– El packaging más higiénico del mercado gracias a su hermeticidad 

Preserva las características organolépticas del producto como ningún otro formato 

Comodidad, practicidad y seguridad de asepsia 

Mayor durabilidad del contenido: alargan la vida de los productos 

El auge de la monodosis en la pandemia y las nuevas tendencias 

La pandemia ha transformado los hábitos de consumo y, además, aceleró procesos y tendencias que ya estaban emergiendo. Una encuesta elaborada por PwC (Global Consumer Insights Pulse Survey, 2021) revela que todos los cambios acelerados por la pandemia se mantendrán, lo que significa una transformación histórica del consumidor y un reto histórico también para las empresas. 

Para la industria de la belleza, la prueba de productos es una parte importante en la construcción de una buena relación con los clientes. Queda claro que el concepto de prueba de producto abierta, el famoso tester, desaparecerá, ya que el consumidor quedará sesgado después del COVID-19 y no se sentirá seguro probando productos que hayan tenido contacto con otras personas. Caerá en manos de las marcas lograr innovar en un sistema de muestreo que permita que el consumidor siga teniendo la misma experiencia interactiva que tenía antes de la pandemia. Es aquí donde el muestreo de dosis única es la respuesta a la necesidad actual.  Además, con el auge de las compras online, las marcas explotan dicho canal para enviar muestras gratuitas de otros productos que completen la línea. Ahora el comercio minorista tradicional ya no es el único canal donde las muestras tienen territorio. 

Por otro lado, en un mundo donde la comunicación y la hiper-conectividad está a la hora del día, las marcas compiten cada vez más por resaltar y diferenciarse. Ya mucho antes de la pandemia, el consumidor Millennial y de la Generación Z mostraban una preferencia marcada por los formatos de tamaño pequeño. Estos formatos no solo atraen a quienes tienen ingresos disponibles limitados, sino que también resultan sumamente atractivos para aquellos que disfrutan experimentando con tantos diferentes productos como sea posible. Tales consumidores prefieren comprar alternativas de tamaño pequeño, debido a que a menudo no terminan el contenido de las variedades de tamaño regular antes de pasar a otro producto. Es por esto, que la monodosis sigue siendo otra vez la solución a las necesidades actuales del mercado. 

Si bien hay demasiadas incógnitas en juego para lograr predecir cómo se verá el mercado después de COVID-19, está claro que varios segmentos de mercado seguirán buscando opciones higiénicas y de tamaño más reducido en el mostrador de belleza. 

Sostenibilidad 

Hoy en día, la industria cosmética se enfrenta al mayor reto de su historia: ser sostenibles y naturales. Beiersdorf ha realizado a nivel mundial un estudio llamado “Natural & Sustainability Segmentation”, donde revela que las preferencias actuales de los consumidores son la naturalidad y la sostenibilidad, dos factores potenciadores de compra con cada vez más peso. Por otra parte, posiciona al consumidor español como uno de los más conscientes con los aspectos relacionados con el cuidado del medioambiente. Se espera que estas tendencias ganen ritmo con respecto a las previsiones, lo que conducirá a un cambio cada vez mayor hacia ingredientes verdes y embalajes reciclables o de menor contaminación. 

Por lo general, existe una muy fuerte e implantada vinculación de los envases monodosis con la contaminación ambiental. Los envases de un solo uso están bajo un mayor escrutinio con respecto a otros. Se tiende a asociar una mayor cantidad unitaria de embalaje con más contaminación, cuando en realidad diversos estudios demuestran que el packaging es el menor contaminante dentro de toda la cadena de valor de la industria de la belleza. Las monodosis en particular aportan un importante beneficio en la optimización logística ayudando a reducir la huella de carbono. 

Se puede proporcionar un producto de dosis única que no dañe al medioambiente eliminando el aluminio, utilizando materiales reciclados o usar laminados de un solo material (mono-material). También hay investigaciones con materiales alternativos como coco y fibras de cáñamo.   

Pero para lograr un mundo sostenible no hay que solamente cuidar de los envasados, además, hay que cuidar que el consumo energético durante la producción sea eficiente (basado quizás en energías renovables), que la huella de carbono e hídrica sea mínima y que la formulación del producto en si misma sea biodegradable y no contengan micro plásticos. 

Según una investigadora del Instituto de diagnóstico ambiental y estudios del agua, “Cada año en Europa se producen 3.000 toneladas de micro plásticos en la formulación de productos, que consecuentemente acaban en el mar. La fauna marina los ingiere y como no se metabolizan los van acumulando. Y, por consiguiente, también nosotros cuando los comemos, así que transportamos en nuestro organismo toda esa carga de contaminantes químicos que provocan muchísimas enfermedades como diversos tipos de cáncer, infertilidad, obesidad, diabetes…”.  

Por otro lado, es ilusorio decir que los ingredientes bio son más sostenibles que los de laboratorio, ya que estos pueden ser sembrados a miles de kilómetros del lugar de fabricación o convertirse en un monocultivo y eso evidentemente afecta a otras plantaciones y a la huella de carbono.  

Por todo lo anteriormente mencionado, una cuestión es que un producto reduzca su impacto ambiental, pero otra distinta es que sea 100% sostenible. Los consumidores de hoy en día saben identificar perfectamente el greenwashing. 

María Celeste Pérez

Prohima Internacional SA